
Nakeima es un local cuya propuesta gastronómica consiste en cocina asiática con toques propios y muy personales, en el que se fusionan platos tan nuestros como, por ejemplo, los callos, con sabores más propios de la cocina thai. Un local en el que ningún plato te dejará indiferente y en el que te contagian la pasión y buen rollo con el que allí trabajan.
Situado en el madrileño barrio de Argüelles, donde los vecinos están cada
vez más acostumbrados a observar la cola que se produce a la puerta del
restaurante cada medio día y cada noche de comensales deseosos de saciar su apetito
con las elaboraciones que ese día ofrezcan en Nakeima. Y es que es un local
pequeño, con capacidad para 20 comensales y un solo turno de comidas y cenas en
el que no se aceptan reservas.

El único “pero” que yo le pondría a este restaurante es el de que siempre
que te animas a ir tienes la incertidumbre de si podrás entrar o no, pero, de
alguna manera tienen que gestionar la ocupación del restaurante y ellos han
decidido que hoy por hoy no aceptan reservas. El turno de comida comienza a
las 14:00 y el de cena a las 21:00, media hora antes salen para tomar nota de
los comensales que estén haciendo cola hasta completar el aforo.
Nosotros hemos intentado entrar en Nakeima tres veces, las dos primeras
ocasiones nos quedamos con ganas de cenar allí la noche de un sábado, cierto es
que no soy muy amiga de las colas y fuimos poco tiempo antes de las 20:30.
Como a la tercera va la vencida, esta vez lo conseguimos en la hora de la
comida un sábado, esperamos 10 minutos hasta que a la 13:30 salieron a tomar
nota y, si hubiésemos llegado con el tiempo más justo también hubiésemos
entrado.
Después de haber vivido la experiencia gastronómica en Nakeima puedo
asegurar que si sois amantes de la cocina y de experimentar con nuevos sabores
no os habrá importado haber hecho cola para entrar.

Una vez dentro te encuentras una gran barra, con capacidad para doce
comensales, y un par de mesas altas. Si lo que buscáis es una cena cómoda en
mesas con mantel este no es vuestro sitio, en Nakeima se come con palillos o con las manos, sentado en un
taburete en la barra, viendo como preparan los nigiris y como terminan los
platos, disfrutando de la conversación con el personal del local y la buena selección
musical que se escucha de fondo.

En cuanto a la bebida, nosotros acompañamos la comida con cerveza, pero dan
la opción de maridaje con diferentes vinos. Otro día nos animaremos, no sé si
con la opción más recatada o con la opción para “ponernos como las grecas” como
ellos la llaman.
En Nakeima no tienen carta, cada día tienen propuestas diferentes según el
producto de temporada y lo que se les haya ocurrido crear con él. Si no tenéis
ninguna alergia y os gusta experimentar con los sabores poneros en su manos y
dejar que ellos confeccionen vuestro menú. Nosotros además de los platos que
nos propusieron añadimos uno en mitad de la comida porque nos pareció muy apetitoso
al vérselo servir a otros comensales.
Como plato de presentación, para que se haga más agradable la espera hasta que comienzan a servirte
las elaboraciones que has elegido, un pequeño aperitivo, en nuestro
caso kimchi de lombarda con tofu.

Buena carta de presentación, en la que ya se pueden observar juegos con
texturas y sabores.
Seguimos con unos dumplings, de cerdo y cebolla y de papada.


Ambos deliciosos, con una masa muy fina que recubre dos rellenos muy
sabrosos. El de cerdo y cebolla está nevado con corteza de cerdo a modo de
polvo y el de papada tiene un sabor muy potente.
Le llega el turno al bao relleno de carabinero y pollo.

Sí, los baos están de moda y a todo el mundo parecen gustarles pero es que, este sabor y textura no dejan indiferente a nadie. Pregunté y me comentaron que la masa la realizan allí mismo, pues un olé por ellos porque está impresionante. El relleno muy sabroso. Estoy pensado en ir otro día y pedirme 10 bollitos como estos para mi sola.
Y de un bocado con textura tan delicada en boca pasamos a el wonton de gamba con una textura muy crujiente.

El wonton se acompañaba con una salsa picante y alga ramallo de mar, si no
me equivoco, que le da un sabor marino muy potente. Un bocado crujiente y lleno
de sabor.
Después de ver a Fer muy concentrado preparando nigiris desde que habíamos
entrado mientras a nosotros se nos caía la baba, llegó el turno de probarlos.
Nigiri de dorada con demi glace y de pargo con lima.

Nigiri de papada con picada de tomate y ajo.

Nigiri de solomillo con salsa de carne.

Deliciosos bocados elaborados cuidadosamente e incorporando toques de sabor
a cada uno de ellos para hacerlos más especiales. Quizá el de papada, por lo novedoso, es el que más os gustó.
Después de estas creaciones de bocado le llega el turno a algunos platos
más contundentes como el ramen seco.

Los fideos del ramen los acompañan con una yema de huevo, unas láminas de
lengua a modo de embutido, shiitakes encurtidos, cebolleta, alga nori, kamaboko
(pastel de pescado), láminas de atún
seco, mayonesa de jengibre y una salsa con toque picantito (y seguramente algún
otro topping del que me he olvidado). Se remueve todo bien y a disfrutar de
esta maravilla.
Le llega el turno al chilli crab de cangrejos de río.

Para comer con las manos y rechupetear hasta la última pata de este
crustáceo. Una salsa deliciosa que puedes mojar con un trozo de pan chino que
acompaña el plato.
Al inicio de la comida vemos como preparan unos makis que sirven a otros
clientes pero a nosotros no nos los habían apuntado en la comanda y, con lo
antojadizos que somos, tuvimos que pedirlo. Makis de lechal.

Este maki es muy especial, en lugar de utilizar alga nori para
envolver el arroz usan redaño de lechal que luego tuestan a la plancha. El
relleno es pimiento asado. Idea muy original que sirven con una rama de romero
que queman para dar el aroma al plato.
Por último un plato de callos Thai.

Un guiso de callos de los de toda la vida, con mucho sabor, a los cuales
dan un toque thai con algunas hierbas como cilantro o albahaca y un poco de
chile. Además lo acompañan con tapioca, que sustituye a los garbanzos que se
incorporan en el guiso típico. Un muy buen plato de cuchara.
Para cerrar la comida ofrecían un único postre que decidimos probar en otra ocasión ya que estábamos más que saciados con todos los platos que ya habíamos probado.
Después de la experiencia os recomiendo que esperéis un día la cola y os dejéis llevar por los sabores que el equipo de Nakeima consigue en su cocina. Nosotros repetiremos, no tenemos duda de ello.
Para cerrar la comida ofrecían un único postre que decidimos probar en otra ocasión ya que estábamos más que saciados con todos los platos que ya habíamos probado.

Después de la experiencia os recomiendo que esperéis un día la cola y os dejéis llevar por los sabores que el equipo de Nakeima consigue en su cocina. Nosotros repetiremos, no tenemos duda de ello.
Restaurante Nakeima
Calle Meléndez Valdés 54,Madrid
Precio medio por persona: 35-45€
Calle Meléndez Valdés 54,Madrid
Precio medio por persona: 35-45€
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