En navidades me regalaron una Smartbox que podía canjear por una cena para dos en un restaurante con estrella. Los Reyes Magos, que son muy listos y saben bien lo que me gusta ;). Lo difícil
fue elegir el sitio, tenía que elegir entre unos 30 restaurantes de toda
España, muchos de ellos con una pinta genial y a los que tenía muchas ganas de
ir.
Después de pensarlo mucho nos
decidimos a viajar a Ezcaray, en La Rioja y es que la cabra tira al monte,
sabía que esta zona me iba a encantar y había oído hablar genial del Portal
de Echaurren y de su chef Francis Paniego.
El Portal de Echaurren está
situado en la C/ del Padre José Garcia en Ezcaray, La Rioja, dentro del Hotel Echaurren y comparte cocina con Echaurren Tradicional,
Bistrot Comilón y el Gastrobar.
Como nosotros íbamos con una
tarjeta de regalo nos hicieron un menú especial con el que pudimos probar
platos de la cocina creativa y moderna del Portal de Echaurren y platos con
elaboraciones más tradicionales del Echaurren Tradicional.
La sala del Portal de Echaurren
es amplia pero no con muchas mesas, todas ellas vestidas con manteles blancos.
La decoración es moderna, en colores cálidos, predominando el blanco y tiene
mucha luz en el interior.
Antes de comenzar a
degustar el menú nos sirvieron en una copa aceite de oliva virgen extra de
Gerona, para que huelas su aroma y pruebes su sabor con la variedad de panes
que nos sirvieron. De entre los panes destacaría el pan de algas, tenía un
sabor increíble. Además puedes añadir al pan con AOVE un poco de sal, eligiendo
de entre las tres variedades que te sirven.
Comenzamos con los Snacks del
menú.
Lo primero que nos sirvieron
fueron la teja de pipas y el pan de aceitunas negras.
La teja de pipas es muy
crujiente, hecha con pasta filo y con un pequeño toque dulce. El pan de
aceituna son unos bastones crujientes.
A continuación, nos
sirvieron el resto de snacks que formaban el menú, todos colocados en una
bandeja.
Suero de tomate, a modo
de cerveza.
Agua de tomate, con
trocitos de manzana y coronado con una espuma de agua de tomate. El propio
Francis nos dijo que nos lo tomáramos en seguida para que no se bajase la
espuma. Lo mejor de este plato es que aparentemente no parece que va a tener
ese intenso sabor a tomate.
Sardina, pan y queso.
Un pan crujiente en el
que untan queso, lo bastante fuerte para que se note su sabor pero no tan
intenso como para matar el resto de sabores. Encima del queso una sardina, en
su punto, un bocado genial.
Caviar de vino tinto.
Una latita con
muchísimas bolitas de vino tinto y debajo de estas una agradable sorpresa, una
crema suave de foie.
La croqueta que le
quitamos a mi madre.
La madre de Francis era
la que se ocupaba de la cocina en el Echaurren antes que él. Hay cosas que
deben seguir como están y, en mi opinión han hecho muy bien en dejar esta
receta tal y como la hacia ella. Una bechamel muy suave y el rebozado
crujiente.
Comenzamos con los
entrantes.
Carpaccio de gamba,
sobre tartar de tomate, ajo blanco y caviar de vino tinto.
Nos encantó este plato,
el ajo blanco no tenía un sabor muy intenso por lo que se podía degustar
perfectamente el delicado sabor de la gamba roja. El crujiente se lo daban unos
pequeños trozos de pan tostado.
Pimientos del cristal
caramelizados con huevo de corral.
Los pimientos estaban
asados con leña, tenían un sabor ahumado increíble, me recordaban al olor de
las fiestas de los pueblos cuando se hacen hogueras para asar. Acompañaban a un
huevo cocinado a baja temperatura y a unas patatas de Santo Domingo cortadas
pequeñas y fritas.
El pescado, Corvina con
almejas y hongos.
La corvina en su punto
justo de cocción servida con dos salsas, una de boletus edulis y la otra una
salsa marinera. Tenía una mezcla de sabores excelente.
La carne, Pichón curado
a la sal y asado.
La carne del pichón
estaba por dentro rojita, no muy hecho, me encantó, me resultó mucho más tierno
de lo que esperaba. Estaba acompañado por una concasse de pera y puré de pan y
regado con una salsa de su propio jugo.
El postre, tosta
templada con queso de cameros, manzana y helado de miel.
Un postre no demasiado
dulzón, gracias al toque ácido de la manzana. Estaba realmente bueno.
Para terminar unos
petit fours.
Entre ellos destacar el
bizcochito que estaba esponjoso por dentro y con un toque crujiente por fuera.
También nos gustó mucho el macaron que tenía un punto de AOVE. Además unas
gominolas de vino, unas nubes, unos pequeños muffins de chocolate y teja.
Después de cenar nos
dejaron entrar en la cocina. Todo muy organizado, con diferentes zonas para la
realización de postres, cocina fría o caliente, y la zona de los pucheros, ya
que esta cocina es la misma para todos los restaurantes del hotel.
Allí tuvimos la
oportunidad de hablar con Francis Paniego, fue encantador con nosotros igual
que el personal de la sala que fue muy
atento.
Nuestro fin de semana
el Ezcaray fue estupendo, gracias a esta increíble cena y a ese pueblo tan
maravilloso y bonito.
1 comentario:
El menú que describes ralmente tien una pinta estupenda.
En cuanto a Ezcaray, es un pueblo precioso en un entorno natural increible. Merece la pena visitarlo.
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